¡Quédate en casa!




¡Quédate en casa!.., es el eslogan que vemos en todos los medios de comunicación, y también lo expresamos, lo decimos, lo escribimos y compartimos en dichos medios. Esto lógicamente haciendo conciencia a la población, como una estrategia para frenar el avance de la pandemia del coronavirus. En todas las cadenas de televisión es la noticia central, todo gira en mención de cuántos casos confirmados  hay por día y país, además de cuántos  pierden la batalla ante esta terrible enfermedad.

El sitio web del  diario el país de España, escribe que hoy domingo 30 de marzo, se han registrado en las últimas 24 horas 849 muertos en su país. Aproximadamente se han contagiado 94 mil personas y han muerto hasta la fecha 8 189 personas, recuperados 20 mil. Similar es la situación en Italia, es el país europeo que registra más de 11 500 muertes de entre los más de 101 000 personas contagiadas, pero son más 14 mil personas recuperadas. Ahora, es EEUU, el que está en una escalada de casos positivos con más de 163 mil casos y más de 3000 muertes. Podríamos seguir mencionado el comportamiento de otros países. Pero, en todo caso, la situación es preocupante.


Pero, regresemos a la expresión, ¡quédate en casa! Es real y es una verdad que con ello, los contagios pueden ser frenados. Pero aquí nos viene una cuestión real, un dilema al que nos debemos enfrentar, sí, me refiero a las familias y personas que viven o subsisten de un pequeño negocio, es más de aquellas familias que deben hacer una venta de tortillas, de cosa de horno, de tortillas dulce, de pan casero, de tanelos, de la que vende refrescos, del taxista, del busero, del mercader, en fin él de esa familia que si no sale a vender el día de hoy, no puede llevar el sustento a su familia. A esos que no pueden quedarse en casa, a ellos y ellas deben también ir dirigidas nuestras oraciones para que Dios sea su protector, sea Dios resguardando su salida y su entrada. Que Dios les abra puertas para que puedan vender sus productos y que al regresar a sus casas puedan llevar el pan que se requiere en sus hogares, pero que también sean protegidos por el poder del Espíritu Santo de toda enfermedad en el camino.  Señor se propició para esas personas que no pueden quedarse en casa. Y si se llega a ser necesario, tú seas abriendo las puertas para que el pan y el aceite no escaseen de sus hogares.  



De igual forma para todas aquellas personas que deben presentarse a sus labores, ahí en las empresas e instituciones que siguen laborando. Por esas personas que deben atender y servir a otros, te pedimos que los guardes y los protejas con tu Sangre Preciosa. Porque ellos no pueden quedarse en casa. Por los médicos y enfermeras de los hospitales y centros de salud. Que tu misericordia este con ellos, porque no pueden quedarse en casa.     



La Palabra del Señor nos dice en Apocalipsis 22: Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán (Apocalipsis 22:1-3).

Hoy, es necesario que reconozcamos que Dios tiene el control. En medio de la angustia y la desesperación Dios tiene el control. Debemos orar a Dios para que los médicos y todo el personal de la medicina, puedan encontrar las respuestas necesarias para contrarrestar esta pandemia. Que del río de Dios fluya lo necesario. Por los que no pueden quedarse en casa, por los que verdaderamente no pueden quedarse en casa, Dios los guarde y los proteja. Esas son y deben ser también nuestras oraciones. Dios les bendiga.  


Echando fuera el temor que ocasiona el mundo

  Salmo 27:13 -14 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehov á en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová! ...