Provea dirección a sus hijos


Texto: Salmo 127: 3-5

Introducción

El salmo 127 habla de tres cosas importantes, si usted observa en su verso 1 menciona dos, la casa y la ciudad y en los versos del 3 al 5, habla sobre la familia, precisamente de los hijos. En ello quiero que reflexionemos en esta ocasión.

Desarrollo
1.    Bríndales cobertura a tus hijos

Cuidamos lo que nos pertenece, no es así, el salmista dice, “herencia de Jehová son los hijos”. Quizás usted no haya recibido herencia de sus padres, pero déjeme decirle, que si tiene hijos, entonces usted ha recibido “ricas bendiciones del Señor” (DHH). Nuestros hijos son una bendición del cielo. El salmo 128:3 dice, “tus hijos, alrededor de tu mesa, serán como retoños de olivo”. El olivo tiene un significado importante en la tradición judía, en la antigüedad era considerado como árbol de gran valor, con un significado de prosperidad (2 Reyes 18:32). Así mismo, de fortaleza y bendición, el salmista exclama, “pero yo soy como olivo verde en la templo de Dios” (Salmo 52:8). Nuestros hijos son como esa madera preciosa de alto valor.

Nuestro Dios los ha puesto en nuestras manos, observe lo que dice el Salmo 127: 3, “Los hijos que nos nacen en la juventud son como flechas en manos de un guerrero”. Aquí hay una gran implicación para usted padre y madre. El salmista lo llama a usted como un guerrero, si es así, usted tiene que guerrear por sus hijos, debe pelear contra las malas influencias que puedan llegar a la vida de sus hijos. No deje que el vicio inunde su vida, luche contra el alcohol, la droga y la promiscuidad sexual.

Lo anterior solo se puede lograr si usted y yo estamos brindando la cobertura necesaria en nuestros hijos. Muchas veces estamos escuchando a los padres decir, hermano quiero que ore por mi hijo o por mi hija y lo hacemos con gusto, pero déjeme decirle con toda franqueza que el único que puede brindar la mejor dirección de cobertura por sus hijos es usted como padre. El salmista está diciendo que usted es el guerrero, usted tiene el arco en su mano y las flechas son sus hijos, usted decide en qué dirección va a disparar esa flecha. La mejor bendición no es la que da un pastor o un diácono, la mejor bendición es la que da un padre a su hijo. La bendición de un padre marca la diferencia. A ustedes hijos les digo, busquen la bendición de sus padres, cuando salgan al colegio, pidan la bendición, cuando vayan a un paseo pidan la bendición, cuando quieran tener un novio o una novia pidan la bendición de sus padres; pidan  y pidan siempre la bendición. A ustedes padres, cubran a sus hijos con las bendiciones más grandes.

Escuche a una madre decir, “antes cuando yo me enojaba les decía a mis hijos, - y no me hable, que yo no quiero hablar con usted – y pasaba varios días sin hablarles a mis hijos”. Permítame decirle, padre y madre, eso no es brindar cobertura a sus hijos, más bien es crear un impacto negativo en los hijos.

Brindar cobertura, es orar y encomendar a nuestros hijos en las manos de Dios, en los momentos alegres, cuando se portan bien; pero también es hacerlo siempre, aún cuando no se portan como nosotros queremos. Aunque nos vengan como el hijo prodigo a pedir su parte de la herencia para largarse de la casa, aún cuando han tenido sustento y abrigo a su debido tiempo, nuestro deber como padre es encomendarlos al creador para que él los defienda y los guarde de cualquier peligro.

Me dijo uno de mis hermanos un poco después que murió nuestra madre, “sabes una cosa, hoy camino con miedo en mis vagancias, porque ya no tengo las oraciones de protección de la anciana”. Me recuerda aquel canto que dice, “mi madre oraba por mí, cuando yo era un pecador”. Cuando yo vivía en casa con mi madre, recuerdo una de las oraciones nocturnas que hizo y que nunca podre olvidar, ella oraba por con vos llorosa y le pedía a Dios que guardara a uno de mis hermanos, pedía protección y que no le faltara sustento y que hubieran personas piadosas por donde él estuviera. Pero yo murmure contra aquella oración de mi madre y dije en mi ignorancia espiritual, cómo es posible que mi madre este orando de esa manera por fulano, a saber donde estará borracho. Mis hermanos hoy comprendo la oración de mi anciana. Ella estaba brindando cobertura a sus hijos. Usted es la persona indicada para hacerlo por sus hijos.              
    
2.    Enséñales el camino hacia Dios

Escuche muy bien lo siguiente, ¿Cuántos consideran importante la casa de Dios?, ¿Para quiénes es importante la biblia?, ¿Para cuántos es importante el quehacer de la iglesia?, ¿Para cuántos es importante dónde pasaremos la eternidad?, ¿Estamos dispuestos a hacer lo indicado bíblicamente  para que nuestros seres queridos, nuestros hijos lleguen al cielo?. Si su contestación es afirmativa, es necesario que reflexione en lo siguiente.     
Usted no puede enseñarles a sus hijos el camino hacia Dios, si usted no se está conduciendo hacia ese destino.
Muchas veces nos conformamos con leer el proverbio “Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él”. Este texto es de confrontación y reto para todo padre cristiano. Si lo va a expresar debe vivirlo, usted debe caminar en el camino que conduce al cielo.

Hay padres que están fríos y otros requetefríos, otros son indiferentes, estoy hablando de hermanos de la iglesia. Yo me pregunto, cómo este tipo de padre piensa que sus hijos van a tomarle importancia a las cosas de Dios. Padres que les da lo mismo si sus hijos leen o no la biblia. Si van al culto bueno y si no también. Padres que no incentivan a sus hijos a participar en la actividades juveniles de la iglesia, más bien le dicen, mejor no vayas. Pero quiero que sepa, con esa actitud usted está dejando en boca del león a su hijo, preocúpese porque es más probable que se vaya al mundo.  

Vamos mis hermanos, porque no decirles a nuestros hijos, mira por qué no te metes al coro, o al grupo de teatro, por qué no aprendes a tocar un instrumento musical, por qué no te integras en grupo de escuela de liderazgo. Pero antes que nada, dele usted el ejemplo. Un hermano por ahí dice, las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Sus hijos lo ven a usted  con entusiasmo para venir a la iglesia, miran sus hijos que usted es un lector de la biblia, ven que es un ofrendador y colaborador en la iglesia. Podrán decir nuestros hijos, mis padres me enseñaron el camino del bien, me enseñaron a amar a Cristo y a su iglesia.   

3.    Muéstrales una perspectiva por la cual vivir 

Le dijo una jovencita que estudia en la universidad a un familiar, tío mi papá anda con una muchacha casi de mi edad y yo lo confronte y le dije, le gustaría que yo anduviera con viejo así de su edad, y sabe que me contestó mi papá, que cada quien viviera su vida. Que terrible no le parece este tipo de actitud, ese hombre le estaba diciendo directamente a su hija, hace lo que querrás que yo no me voy a meter en tu vida. Eso es una soberana irresponsabilidad de parte de un padre que debe ser el mentor, el modelo, el que brinda dirección, el que guía a sus hijos

Dice el comentario Bíblico Mundo Hispano, “en el plan de Dios, parte del gozo y la bendición del ser humano es disfrutar de su familia. A la larga los hijos son una ventaja y en el reino de Dios valen mucho”. ¿Cuánto valen tus hijos para vos?.

Un hombre contaba lo que había dicho a su hija después de salir de quinto año, “sino vas estudiar entonces dame un nieto”. Será eso el mejor consejo de un padre, aún ni en broma se le dice eso una hija a esa edad de tan solo 16 o 17 años. A un hijo se le motiva, se le alienta, se le inculca valores y sueños por los cuales vale la pena vivir. Usted debe querer lo mejor para sus hijos, quizás se esfuerce por dejarles mal que bien una pequeña propiedad, pero lo mejor que les puede dejar es educación,  valores morales y espirituales que le garantizaran el cómo ganarse la vida en la tierra y que puedan llegar al puerto seguro de la eternidad con Cristo.

Me dijo un joven, estudiante de maestría en química, “mira esta maestría es pesada, me ha salido dura, sabes he pensado en retirarme, pero la pienso, sabes por qué, porque mi papá, tiene maestría y mi mamá tiene maestría, así que digo, no puede ser, no puedo defraudar a mis viejos, yo tengo que sobresalir como ellos”. Me gusta ese tipo de pensamientos, hay una razón por la cual vivir.        

Regresemos al Salmo 127: 3, “Los hijos que nos nacen en la juventud son como flechas en manos de un guerrero”. Yo pregunto, ¿Cómo estas preparando tus flechas?, ¿Hacía dónde apuntas con ellas?, ¿Qué tan lejos quieres que lleguen?. Oremos al Señor para que nuestros hijos lleguen a ser mejores que nosotros, alcancen mejores oportunidades,  que sus logros sean mayores a los nuestros.

Inspire a sus hijos, porque con el poder de Dios ellos llegaran a ser doctores, licenciados, ingenieros, empresarios, buenos padres de familias y siervos del Dios eterno. En Mateo leemos  lo que Jesús dijo:

"Pedid,  y se os dará; buscad,  y hallaréis;  llamad,  y se os abrirá,  porque todo aquel que pide,  recibe;  y el que busca,  halla;  y al que llama,  se le abrirá (7:7-8).  

Aunque usted piense, pero cómo voy a hacer para pagarle la universidad a mi hijo. Recuerde la palabra: pedid, buscad y llama. Por ahí vendrá un milagro y Dios se va a manifestar, pero busca al Señor en fe. Porque la fe mueve montañas y que mejor para bendecir a nuestros hijos.

Conclusión

Mis estimados hermanos, recuerde que la mejor cobertura, la mejor bendición que todo hijo puede recibir es la de los padres, bendiga siempre a sus hijos. Enséñeles el camino que conduce a la vida eterna mediante el ejemplo que usted da en las cosas de Dios y muéstreles las razanos por las cuáles vale la pena vivir. Dios le bendiga.  

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