Cómo evaluar los dones en la iglesia


Este es un estudio realizado en nuestra iglesia y queremos compartirlo con ustedes. Estamos seguros que si usted es un líder en la iglesia o quiere servir en el liderazgo, los resultados de este estudio le serán de mucha utilidad. 

En el  factor ministerios según sus dones  se evaluaron cinco preguntas: 
¿Sabe usted cuál su don espiritual? En el estrato  mayores de 40 años, el 80% considera que Sí,  y un 20% piensa que No. En el estrato menores de 40 años, el 51,52% creen queconocen su don, y un 48,48% estima que  No. En el estrato de jóvenes  el  67,74% opinan  que, y un 32,26% creen que No (ver gráfica 2.1). Se aprecia que aunque  en los tres estratos en su mayoría coinciden  que conocen su don espiritual, los resultados varían en cada uno de ellos.

De esta manera se encontró que, de todos los hermanos encuestados  el 66,67% opina que   conocen su don y un 33,33% contestaron que No.  Esto es favorable ya que permite que haya más hermanos involucrados en la participación de los cultos y hace recordar las promesas del Señor acerca  de los dones. El apóstol Pablo dice en la carta a los Efesios “Por lo cual llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres”, y continua  “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (4:8 y 12 RV 60).



Según J. Oswald Sanders (1994),  dice “la mayoría de los hermanos no saben su don espiritual y probablemente no lo han descubierto, por lo tanto se debe ayudar a las personas a descubrirlo para que sean traídos al servicio del reino, para desarrollarlos, para organizar su poder.” Es esencial  encontrar el lugar en el que mejor encaja cada quien en el proceso de la edificación de la iglesia local.

En la pregunta ¿Usted está trabajando en la iglesia de acuerdo a su don?, En el estrato de mayores de 40 años se obtuvo que un 58,62% creen que Sí, seguido de un 41,38%  que considera que No, sin embargo en los menores de 40 años  el 55% opinan  que y el 45% piensan que No. Los jóvenes coinciden los estratos anteriores aunque en mayor proporción ya que  el  70% considera que Sí  están trabajando de acuerdo a su don y en menor medida un 30% estiman que No. Los tres estratos coinciden en sus respuestas al decir que  sí están trabajando. Se observa que en su mayoría el estrato de jóvenes opina que están trabajando de acuerdo a su don (ver gráfica 2.2). El análisis de este comportamiento en general (Total) determina que un 60,87% opinan que están trabajando de acuerdo a su don y un 39,13% consideran que No lo están haciendo.


La mayoría de los hermanos están trabajando de acuerdo a su don, situación que es favorable para la iglesia, ya que si se hace uso efectivo de ellos se estaría cumpliendo el propósito por el cual fueron dados por medio del Espíritu Santo de Dios.

El apóstol Pablo en su carta a los Efesios escribe que los dones han sido dados “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación, del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13 RV 60). Este puede impulsar a que la iglesia crezca no solo numérica sino también espiritualmente.

Sin embargo, aunque los resultados fueron positivos es importante tomar en cuenta que hay un 39,13% de opinión desfavorable para el desempeño de los hermanos en la iglesia de acuerdo a su don espiritual.
La Biblia enseña que ningún creyente está sin al menos un don espiritual. Pedro afirma claramente “Cada uno  según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”  (1 Pedro 4:10 RV 60). Pero ningún creyente tiene todos los dones. Si así fuese,  si algún creyente poseyera  todos los dones, entonces no necesitaría  de otros creyentes. Desde el punto de vista paulino él sería la mano, el pie, el ojo y el oído, el cuerpo entero, lo cual es imposible. Los creyentes necesitan de otros creyentes simplemente porque ninguno posee todos los dones. Según Christian A. Schawarz (1999) “Cada creyente es un miembro del cuerpo de Cristo, y los dones que cada uno ha recibido determinaran el papel que él o ella vayan a desempeñar en este cuerpo de acuerdo con la voluntad de Dios”. Así mismo, William Mac Donald en su libro Cristo Amó a la Iglesia (2006)  dice, “debido a que todos son miembros de un Cuerpo, debe existir simpatía, gozo y cuidado entre ellos.” Como cuerpo de Cristo todos nos necesitamos mutuamente para hacer que la obra crezca y se expanda por todo el mundo.

En referencia a esto Charles C. Ryrie, en su libro de Teología Básica (1993) dice, “el creyente debe informarse de las distintas habilidades que Dios ha puesto en su vida. En otras palabras, debe de hacer un inventario para saber qué mercancías tiene disponible para el uso del Señor. Sólo a través del proceso de hacer inventario periódicamente puede el creyente discernir qué áreas de servicio debe explorar”.

En la pregunta, ¿Considera usted que en nuestra iglesia se enseña continuamente acerca de los dones espirituales y su uso en la iglesia? En los rangos mayores de 40 años el 82,86% considera que se enseña Poco, seguido del 17,14%  que creen que se enseña Mucho. En el caso de los menores de 40 años, el 81,82% opinan que se enseña Poco, seguido del 9,09% que  estiman  que se enseña Mucho y finalmente un 9,09% consideran que no se enseña Nada. Los jóvenes piensan que se enseña Poco en un 67,74%, sin embargo, un 25,81% consideran que se enseña Mucho y un 6,45% creen que no se enseña Nada (ver gráfica 2.3). Se puede observar que los tres estratos coinciden en sus apreciaciones, al considerar que hay Poca enseñanza  sobre los dones espirituales y su uso, sin embargo en el caso de los jóvenes esta valoración es en menor proporción.

Al analizarlo de manera general (Total) se determina que el 77,78% de los hermanos opina que se enseña Poco, seguido de un 17,17% que creen que Mucho y el 5,05% dijo que Nada. De manera que al sumar lo Poco mas lo de Nada se obtiene un 88,3% de opinión desfavorable para la enseñanza acerca de los dones espirituales y de su uso en y para la iglesia. En su mayoría los hermanos consideran que hay poca enseñanza sobre el tema, razón por la que se necesita llenar ese vacío en la iglesia con urgencia, se debe recordar el caso del etíope que leía las Escrituras, cuando se le acercó  Felipe y le preguntó ¿Entiendes lo que lees? Él le dijo: ¿Cómo podre si alguno no me enseñare? (Hechos 8:30-31 RV).


Mateo escribe en su evangelio, “cuando Jesucristo predicaba también enseñaba y sanaba” (Mateo 11:1RV 60). Además, el proverbista dice,  “da al sabio, y será más sabio; enseña al justo y aumentará su saber” (Proverbios 9:9 RV 60), la iglesia está llamada a enseñar. J. Oswald Sanders (1994) dice “el líder debe estar dispuesto a enseñar y ser capaz de hacerlo. En un líder debe verse este deseo, esta chispa. Esto crea oportunidades para ayudar a otros a que entiendan el significado de la vida espiritual. Enseñar es un trabajo arduo, y requiere de tiempo, preparación, estudio y oración”.  Por tal razón, se hace necesario incrementar la enseñanza pero para ello debe haber hombres y mujeres dispuestos a ayudar a otros y de esta manera evitar que los hermanos por falta de conocimiento sean arrastrados por doctrinas falsas que los confundan.

En la pregunta, ¿Considera usted que los líderes de la iglesia están ayudando a los miembros a descubrir cuáles son sus dones? En el estrato mayores de 40 años, el 77,14% considera que Poco son los líderes que están ayudando a los hermanos a descubrir sus dones, seguido de un 14,29% que piensan que Mucho y por último  un 8,75% opinan que en Nada. En el caso de los menores de 40 años, el resultado es   similar el 72,73% estiman  que Poco, un 12,12% creen que Mucho y finalmente un 15,15% considera que Nada. Los jóvenes valoran que se está ayudando Poco en un 61,29%, seguido de un 25,81% que opinan que Mucho y finalmente un 12,9% considera que Nada, de esta manera se obtiene que los tres estratos coinciden en que se está ayudando muy Poco a los miembros a descubrir cuáles son sus dones.

Del total de opiniones  se obtiene que el 70,71% considera que se ayuda Poco, seguido de un 17,17%  que opina que Mucho y un 12,12% creen que no se ayuda en Nada, al sumar lo Poco mas lo Nada se obtiene un 82,83% de opinión desfavorable (ver gráfica 2.4).     


Este comportamiento merece atención,  tomando en cuenta los mandatos bíblicos  sobre la importancia de servir a otros. Cristo enseñó  que el reino de Dios era una comunidad  donde cada miembro servía al otro. Pablo escribió en el mismo sentido, “servíos por amor los unos a los otros” (Gál 5:13 c). Así mismo, el Señor nos dice en Oseas 4:6, “Mi  pueblo fue  destruido, porque le faltó conocimiento”.

Según J. Oswald Sanders en su libro Liderazgo Espiritual (1994) dice “el líder debe ayudar para que esos dones sean traídos al servicio de reino, para desarrollarlos y organizar su poder”. No se puede esperar que la iglesia experimente crecimiento si no hace nada para que eso ocurra,  todo cristiano debe poner sus dones al servicio de la iglesia y la comunidad.

En la pregunta, ¿Considera usted que los líderes de la iglesia están brindando oportunidad de liderazgo a los hermanos que han descubierto su don espiritual? En el estrato mayores de 40 años el 77,14% consideran que Poco, seguido de un  20% que creen que Mucho y solamente un 2,86% estiman que Nada. Los menores de 40 años el 33,33% opinan que se brinda Poca oportunidad,  pero un 54,5% considera que Mucho y un 12,12% estiman que Nada. En el estrato de los jóvenes el comportamiento es similar a la apreciación de los menores de 40 años, un 38,71% piensan que se brinda Poca oportunidad, un 51,61% considera que Mucho y un 9,68% opina que Nada. Se observa que tanto los menores de 40 años como los jóvenes difieren de los mayores de 40, ya que estos segmentos contestaron que se les están brindando Mucha oportunidad de liderazgo, contrario a este comportamiento está la valoración de los  mayores de 40 años quienes evalúan como Poca la oportunidad de liderazgo que brindan los líderes a los hermanos.

De esta manera se encontró que, el 50,71% de todos (total) los encuestados considera que se da Poca oportunidad de liderazgo, seguido  del 41,41% que piensan que Mucho y un 8,08% que manifiestan que Nada, al sumar lo Poco mas lo Nada se obtiene un 58,59% (ver gráfica 2.5).


Los mandatos bíblicos hacen referencia en la enseñanza a otros, el apóstol Pablo dice en la segunda carta a Timoteo “Lo que ha oído de mi antes muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2 RV 60). Con estas palabras el apóstol Pablo hace hincapié en la responsabilidad de un líder de adiestrar a otros en el liderazgo. Una de las grandes ilustraciones bíblicas de este principio es la historia de Jetro, el suegro de Moisés, registrada en Éxodo 18, Jetro vio que Moisés enfrentaba cargas tan pesadas que no podía llevar solo, él se dio cuenta que  Moisés no podía mantener ese nivel de actividad y dijo “Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo” (Éxo. 18:18 RV 60), razón por la que lo aconsejo a que buscará personas idóneas para que le ayudaran a dirigir, lo mismos debe suceder en la iglesias hoy en día.

Pablo mostró dedicación para adiestrar a Timoteo y a Tito. Al igual que nuestro Señor dedicó la mayor parte de su ministerio, de tres años al moldear el carácter y espíritu de sus discípulos. Según J Oswald Sanders (1994) “las iglesias crecen en todas las áreas cuando son guiadas por líderes fuertes y espirituales, con el toque radiante de lo sobrenatural en su servicio. Los líderes de hoy - los que son realmente espirituales - deben pasar la antorcha a la gente  joven como un deber de primera línea”. Qué tan consejo más sabio por parte de este escritor.

John R. Mott, “creía que los líderes debían de multiplicarse así mismo, desarrollando líderes más jóvenes dándoles rienda suelta y oportunidad adecuada para demostrar sus capacidades. La gente joven debe sentir el peso de las cargas onerosas, la oportunidad adecuada  para demostrar iniciativa, y el poder  de la decisión final. El líder joven debe recibir crédito generoso por sus logros. Ante todo, hay que tenerle confianza. Las equivocaciones constituyen el precio inevitable de adiestrar a los líderes” (J Oswald Sanders 1994). Liderazgo es influencia, es la capacidad de una persona de influir en otra para que sigan su guía. Una  persona no se vuelve líder simplemente porque ocupa un cargo, porque ha tomado un curso en este  tema o porque resuelve por su propia voluntad realizar esa tarea. Una persona debe poseer capacidad adecuada para ser un líder espiritual. En la iglesia se debe de concientizar a los miembros de la junta sobre la importancia de delegar responsabilidades y adiestrar a otros y así evitar  el sobrecargo de tareas que hace que los líderes dejen a un lado las actividades claves, causando  que en ocasiones no se produzcan los frutos necesarios para  el crecimiento de la obra.

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Liderazgo capacitador en el Desarrollo Integral de la Iglesia

                                                                                                           


Este es un estudio realizado en nuestra iglesia y queremos compartirlo con ustedes. Estamos seguros que si usted es un líder en la iglesia o quiere servir en el liderazgo, los resultados de este estudio le serán de mucha utilidad. 

El primer factor que se analizó es el liderazgo capacitador, para ello se realizaron seis preguntas, la medida de evaluación fue la de seleccionar un rango entre 0 y 10, en la que la calificación igual o más próxima a cero significa una apreciación desfavorable y entre más se acerque o es igual a diez, significa que goza de la mejor opinión favorable para el asunto en cuestión.  Para efectos de análisis, se agrupó en cuatro rangos, de 0 a 6 (como Deficiente),  7 (Buenos o aceptable), de 8 a 9 (Muy Buenos) y 10 (Excelente). 

En la pregunta,  ¿En qué medida considera usted que los miembros de la Junta de Iglesia son personas con liderazgo?, en el estrato mayores de 40 años, los valoran Deficientes en un 41,67%, Buenos con el 25%, Muy Buenos con un 33,33%, y para ellos no hay personas en la junta con liderazgo Excelente (ver gráfica 1.1). Los resultados son similares para el estrato de los jóvenes, solo que en este grupo, se aprecia que hay un 6,90% en el rango de Excelentes. En los menores de 40 las puntuaciones mayores se logran en los rangos de Muy Buenos y Buenos con 36,36% y 30,30% respectivamente.  A nivel Total, los miembros de junta de la iglesia son considerados en primer lugar como Deficientes en un 35,71%, seguido de 33,67% que los considera como Muy Buenos, en tercer lugar un 25,51% los consideran como Buenos y en último lugar con un 5,10% que los estima como Excelentes. En este sentido, lo deseable es que los miembros de la junta sean personas con liderazgo, deseoso sería que la mayoría de los miembros los consideraran como excelentes o muy buenos.   
  


En asuntos de liderazgo, se escribe que “todos hablan de él, pocos lo entienden. La mayoría de las personas lo quieren, pocos lo logran” (Maxwell 2003). El liderazgo de acuerdo a este autor se resume en “Influencia”, “es la capacidad conseguir seguidores”. El hecho de que una persona este en un puesto o cargo, no lo hace un líder. En las iglesias pueden haber personas como presidentes de ministerios o ser miembros de la junta, pero eso no los convierte en líderes. Así mismo, continua diciendo el señor Maxwell, “el líder prominente de cualquier grupo puede descubrirse muy fácilmente. Sólo observe a la gente cuando se reúne. Si se decide algo, ¿cuál es la persona cuya opinión parece de mayor valor? ¿A quién observan más cuando se discute un asunto? ¿Con quién se ponen de acuerdo más rápido? Y lo que es más importante: ¿A quién le sigue la gente? Las respuestas a estas preguntas le ayudarán a discernir quién es el verdadero líder de un grupo en particular”. Hace falta un adecuado plan de capacitación que permita clarificar el papel que deben realizar los miembros de la junta de manera que no sean simples personas con un cargo, sino que puedan crecer en liderazgo.  
 

En la pregunta, ¿En qué medida considera usted que los líderes de la Iglesia son personas capacitadas y con habilidades para estar en la Junta de la Iglesia?, las respuestas varían los estratos, en los mayores de 40, el primer lugar lo obtiene el rango de Deficiente con 41,67%, seguido de  Buenos con el 30,56%, en tercero Muy Buenos en un 22,22% y por último solo Excelentes con el 5,56%. Los menores de 40 y los jóvenes tienen apreciaciones similares, para ellos, el primer lugar lo obtiene la categoría de Muy Buenos con 45,41% y 41,94% respectivamente, en segundo lugar está el Deficiente con 33,33% y 35,48%, en tercer lugar está el Bueno con 15,15% y 12,90%, y último coinciden con los mayores de 40, donde consideran en último lugar con un valor bajo de 6,06% y 9,68% en Excelentes. A nivel general, se obtiene que el 37% estima a los miembros de la junta con capacidades y habilidades Deficientes, un 36% los considera como Muy Buenos, el 20% en Buenos y solo el 7% como Excelentes (ver gráfica 1.2). Se observa que los mayores de 40 están siendo más exigentes con la evaluación de sus líderes.       





La sagrada escritura dice,  “nunca dejen de ser diligentes;  antes bien,  sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu” (Romanos 12:11 NVI). Lo primero que debe de haber en el liderazgo es la diligencia, el deseo de querer servir al Señor. Sin embargo, es menesteroso que los lideres se capaciten, uno de los problemas que se enfrenta en las iglesias es la falta de capacitación, se puede tener personal dispuesto pero con poca capacidad para realizar bien una tarea.

Jhon Maxwell (2003) escribe que “el líder limitado” es aquel, que “tiene deseos de llegar a ser líder”, pero “no ha recibido capacitación o ésta ha sido escasa”, además “tiene pocos nexos o ninguno con líderes”. Aquí es donde radica el problema, esto es lo que sucede en muchas iglesias, por eso el liderazgo es deficiente. El mismo autor sigue diciendo, “el líder latente” es aquel que “ha visto modelarse el liderazgo recientemente”, “está aprendiendo a ser líder por medio de la capacitación” y si “tiene autodisciplina para llegar a ser un buen líder”. Así mismo, explica el “líder se ha formado” si cumple con lo anterior y si “ha visto modelarse el liderazgo la mayor parte de su vida” y además expresa, y podrá ser un “líder dirigente”, si además “nace con cualidades de liderazgo”. Podrá observar, entonces que en cualquiera de las cuatro categorías del liderazgo, la única que no puede adquirirse es la de nacer con la cualidad, sin embargo, el resto pueden adquirirse. “El liderazgo se desarrolla, no se manifiesta”, cualquiera puede crecer en esta área.

A nivel de iglesia debe contemplarse un plan de capacitación sistemática en el tema de liderazgo que permita cubrir este vacío que refleja los resultados de la encuesta. Debe hacerse una atención especial en el estrato mayores de 40, ya que son ellos los que expresan una opinión menos favorable en este asunto.   

Para la pregunta, ¿En qué medida, usted como miembro de la iglesia percibe a los líderes de la iglesia como servidores y personas que se preocupan por el bienestar de los miembros?, la valoración de los tres estratos es diferente, los mayores de 40 consideran de manera Deficiente a los lideres como servidores en un elevado 66,67%, en un 13,89% como Buenos, con un 11,11% en Muy Buenos y en un 8,33% como Excelentes. En los menores de 40, también ubican como Deficientes a los líderes pero con un 39,39%, seguido de Muy Buenos con el 36,36%, en Buenos con el 18,18% y solo el 6,06% los define como Excelente. Lo jóvenes por su parte, ubican en primer lugar el rango de Muy Buenos con 38,71%, seguido de Deficiente con el 35,48%, en tercero Buenos con el 16,13% y con el 9,68% en Excelentes. A nivel general, el 48% los considera Deficiente, el 28% los ubica en Muy Buenos, el 16% en Buenos y solo un 8% en Excelentes (ver gráfica 1.3). Este resultado refleja una percepción desfavorable en relación al trabajo de servicio y preocupación por el bienestar de los miembros.




Con lo anterior, se puede reflexionar en lo que dice  Mateo 20:28 “Como el Hijo del hombre,  que no vino para ser servido,  sino para servir  y para dar su vida en rescate por todos”. En este pasaje inicia el servicio, el primer ejemplo lo dio Jesús; en este mismo sentido escribe Jhon Maxwell (2000) cuando dice “Las personas que se enfocan en sí mismas son menos aptas para hacer cambios a favor del equipo que aquellas enfocadas en servir a otros”. El mismo Maxwell (2003) dice “El servicio mutuo es la característica de una verdadera alianza”; servir, es estar capacitada una persona o ser útil para un fin determinado. Cuando servimos a otros, estamos sembrando buena semilla. Cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos nos estaba dando una gran lección acerca del servicio. Jesús se despojó de su divinidad para servirnos. Se puede tener excelentes servidores dentro de la iglesia, si se enseña a servir con el ejemplo.


En la pregunta, ¿En qué medida los líderes de la iglesia están motivando a sus miembros a utilizar sus dones y capacidades que Dios les ha dado?, los resultados que se muestran en la gráfica 1.4 indican que hay un patrón de respuesta, donde los tres estratos consideran que los líderes son Deficientes en motivar a los miembros a utilizar sus dones, los mayores de 40 con un 61,11%, los menores de 40 con un 51,52% y los jóvenes con el 51,61%. A nivel general, los datos indican que el 55% de los encuestados los consideran Deficientes, el 23% como Muy Buenos, el 14% en Buenos y solo el 8% en Excelentes. Se hace notar entonces, que hay que hacer un esfuerzo por trabajar en esta área, ya que, podría caerse en el error de considerar a algunos miembros como indispensables dentro  de la iglesia y a otros como inútiles.


Jhon Maxwell (2003) escribe “Alguien que realza los méritos de otros busca los dones, talentos y la singularidad de los demás y luego les ayuda a aumentar sus habilidades para beneficio personal y el de todo el equipo. Una persona que añade valor a los demás es capaz de llevarlos a un más alto nivel.” Los propósitos de los dones espirituales son la edificación de la iglesia y la conversión de los incrédulos. Es importante que cada persona encuentre su lugar y dedique tiempo a reflexionar y explorar sus dones. Por otro lado, un buen líder es capaz de ayudar a los miembros o sus seguidores a moverse en la dirección correcta. Descubra su lugar y el de sus seguidores, que en ninguna otra parte se sentirá mejor.


La pregunta, ¿En qué medida observa usted que los líderes de la Iglesia están interesados en descubrir cuáles son los dones que posee el resto de los miembros de la congregación?, esta pregunta está íntimamente vinculada con la anterior, en aquella se refleja que los miembros  ya saben cuál es su don o dones, mientras que esta procura ver si los líderes están ayudando a descubrir los dones a los hermanos. Siendo así, se obtiene que los tres estratos consideran Deficientes a los líderes en esta área, los mayores de 40 en un 83,78%, los menores de 40 con el 60,61% y los jóvenes con el 58,06%. A nivel general, los encuestados estiman a los líderes Deficientes en un 68,32% el otro porcentaje se divide entre Buenos, Muy Bueno y Excelente (ver gráfica 1.5).    




Mónica Mastronardi (2010), habla acerca del Ministerio que “es todo trabajo que hacemos para servir a Dios y a los demás, lo cual abarca todas las responsabilidades de trabajos en las iglesias, lo que a su vez quiere decir que todos los hermanos y hermanas deben participar de la tarea de dar a conocer a Cristo conforme a sus dones y capacidades”. Los líderes deben mostrar más interés en descubrir los dones de los demás, porque cuando cada miembro de la iglesia sirve conforme a su don, se evita que unos pocos se sobrecarguen de funciones y terminen cansados; por otro lado, cuando cada miembro usa su don hay más gozo en la congregación y muchos más ministerios de servicio hacia la comunidad.

De acuerdo a la Santa Biblia, los dones son repartidos a todos los cristianos y no sólo a pastores y líderes, por lo que, toda persona que ha recibido a Cristo, tiene al menos un don y es responsabilidad de los líderes ayudar a descubrirlos y ejecutarlos.


En la pregunta, ¿considera usted que la Iglesia realiza actividades que permiten una proyección social en la comunidad?, las respuestas difieren en los tres estratos, siendo los mayores de 40 quienes muestran siempre mayores diferencias con respecto a los otros estratos (ver gráfica 1.6). De manera general (Total) se obtiene que un 46,46% considera como Deficiente la proyección de la iglesia en la comunidad, un 28,28% opina que es muy buena,  un 16,16% dice que es buena y sólo un 9,09% considera excelente.

      
El descubrir los dones espirituales y talentos de los miembros de la iglesia, hace más fácil la proyección social en la comunidad. Mientras más pequeño sea el grupo de trabajo en la iglesia, más reducida será el área de acción.

A continuación un ejemplo mencionado por Mastronardi (2010) con relación a las funciones repartidas según los dones:


Don de Compasión
Don de Oración Intercesora
Responder a las necesidades manifiestas de los creyentes y de la comunidad
Identificarse con la persona por quien se ora.
Participar en equipos de trabajo para asistir en desastres o catástrofes naturales
Sentir en su corazón el dolor del Señor por estas personas que sufren
Ofrendar para el fondo para Hambre y Desastres en el mundo de la iglesia del nazareno
Renunciar a los placeres y comodidad física para apartar tiempo a la oración y el ayuno
Involucrarse activamente en los ministerios nazarenos de compasión
Acercarse a los que sufren en su iglesia y comunidad

Aunque la proyección social no solamente depende de los dones, sino de otros factores como la disposición, actitud para el servicio, recursos económicos,  entre otros, la iglesia guiada por el pastor y sus líderes, deben trabajar en aquellas  áreas que se consideran más sensibles dentro y fuera de la iglesia, de tal forma que se provea un Desarrollo Integral de ésta.

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Echando fuera el temor que ocasiona el mundo

  Salmo 27:13 -14 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehov á en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová! ...