Este es un estudio realizado en nuestra iglesia y queremos compartirlo con ustedes. Estamos seguros que si usted es un líder en la iglesia o quiere servir en el liderazgo, los resultados de este estudio le serán de mucha utilidad.
El primer factor que
se analizó es el liderazgo capacitador, para ello se realizaron seis preguntas,
la medida de evaluación fue la de seleccionar un rango entre 0 y 10, en la que
la calificación igual o más próxima a cero significa una apreciación desfavorable
y entre más se acerque o es igual a diez, significa que goza de la mejor
opinión favorable para el asunto en cuestión.
Para efectos de análisis, se agrupó en cuatro rangos, de 0 a 6 (como Deficiente),
7 (Buenos o aceptable), de 8 a 9 (Muy
Buenos) y 10 (Excelente).
En la pregunta, ¿En qué medida considera usted que los
miembros de la Junta de Iglesia son personas con liderazgo?, en el estrato
mayores de 40 años, los valoran Deficientes
en un 41,67%, Buenos con el 25%, Muy Buenos con un 33,33%, y para ellos
no hay personas en la junta con liderazgo Excelente
(ver gráfica 1.1). Los resultados son similares para el estrato de los jóvenes,
solo que en este grupo, se aprecia que hay un 6,90% en el rango de Excelentes. En los menores de 40 las
puntuaciones mayores se logran en los rangos de Muy Buenos y Buenos con
36,36% y 30,30% respectivamente. A nivel
Total, los miembros de junta de la iglesia son considerados en primer lugar
como Deficientes en un 35,71%,
seguido de 33,67% que los considera como Muy
Buenos, en tercer lugar un 25,51% los consideran como Buenos y en último lugar con un 5,10% que los estima como Excelentes. En este sentido, lo deseable
es que los miembros de la junta sean personas con liderazgo, deseoso sería que
la mayoría de los miembros los consideraran como excelentes o muy buenos.
En asuntos de liderazgo, se escribe
que “todos hablan de él, pocos lo
entienden. La mayoría de las personas lo quieren, pocos lo logran” (Maxwell
2003). El liderazgo de acuerdo a este autor se resume en “Influencia”, “es la
capacidad conseguir seguidores”. El hecho de que una persona este en un
puesto o cargo, no lo hace un líder. En las iglesias pueden haber personas como
presidentes de ministerios o ser miembros de la junta, pero eso no los
convierte en líderes. Así mismo, continua diciendo el señor Maxwell, “el líder prominente de cualquier grupo
puede descubrirse muy fácilmente. Sólo observe a la gente cuando se reúne. Si
se decide algo, ¿cuál es la persona cuya opinión parece de mayor valor? ¿A
quién observan más cuando se discute un asunto? ¿Con quién se ponen de acuerdo
más rápido? Y lo que es más importante: ¿A quién le sigue la gente? Las
respuestas a estas preguntas le ayudarán a discernir quién es el verdadero
líder de un grupo en particular”. Hace falta un adecuado plan de
capacitación que permita clarificar el papel que deben realizar los miembros de
la junta de manera que no sean simples personas con un cargo, sino que puedan
crecer en liderazgo.
En la pregunta, ¿En
qué medida considera usted que los líderes de la Iglesia son personas
capacitadas y con habilidades para estar en la Junta de la Iglesia?, las
respuestas varían los estratos, en los mayores de 40, el primer lugar lo
obtiene el rango de Deficiente con
41,67%, seguido de Buenos con el 30,56%, en tercero Muy Buenos en un 22,22% y por último solo Excelentes con el 5,56%. Los menores de 40 y los jóvenes tienen
apreciaciones similares, para ellos, el primer lugar lo obtiene la categoría de
Muy Buenos con 45,41% y 41,94%
respectivamente, en segundo lugar está el Deficiente
con 33,33% y 35,48%, en tercer lugar está el Bueno con 15,15% y 12,90%, y
último coinciden con los mayores de 40, donde consideran en último lugar con un
valor bajo de 6,06% y 9,68% en Excelentes.
A nivel general, se obtiene que el 37% estima a los miembros de la junta con
capacidades y habilidades Deficientes,
un 36% los considera como Muy Buenos,
el 20% en Buenos y solo el 7% como Excelentes (ver gráfica 1.2). Se observa
que los mayores de 40 están siendo más exigentes con la evaluación de sus
líderes.
La sagrada escritura dice, “nunca dejen de ser diligentes;
antes bien, sirvan al Señor con
el fervor que da el Espíritu” (Romanos 12:11 NVI). Lo primero que debe de haber en el liderazgo es la
diligencia, el deseo de querer servir al Señor. Sin embargo, es menesteroso que
los lideres se capaciten, uno de los problemas que se enfrenta en las iglesias
es la falta de capacitación, se puede tener personal dispuesto pero con poca
capacidad para realizar bien una tarea.
Jhon
Maxwell (2003) escribe que “el líder
limitado” es aquel, que “tiene deseos
de llegar a ser líder”, pero “no ha
recibido capacitación o ésta ha sido escasa”, además “tiene pocos nexos o ninguno con líderes”. Aquí es donde radica el
problema, esto es lo que sucede en muchas iglesias, por eso el liderazgo es deficiente.
El mismo autor sigue diciendo, “el líder
latente” es aquel que “ha visto
modelarse el liderazgo recientemente”, “está aprendiendo a ser líder por medio
de la capacitación” y si “tiene
autodisciplina para llegar a ser un buen líder”. Así mismo, explica el “líder se ha formado” si cumple con lo
anterior y si “ha visto modelarse el
liderazgo la mayor parte de su vida” y además expresa, y podrá ser un “líder dirigente”, si además “nace con cualidades de liderazgo”.
Podrá observar, entonces que en cualquiera de las cuatro categorías del
liderazgo, la única que no puede adquirirse es la de nacer con la cualidad, sin
embargo, el resto pueden adquirirse. “El
liderazgo se desarrolla, no se manifiesta”, cualquiera puede crecer en esta
área.
A nivel
de iglesia debe contemplarse un plan de capacitación sistemática en el tema de
liderazgo que permita cubrir este vacío que refleja los resultados de la
encuesta. Debe hacerse una atención especial en el estrato mayores de 40, ya
que son ellos los que expresan una opinión menos favorable en este asunto.
Para la pregunta, ¿En
qué medida, usted como miembro de la iglesia percibe a los líderes de la
iglesia como servidores y personas que se preocupan por el bienestar de los
miembros?, la valoración de los tres estratos es diferente, los mayores de 40
consideran de manera Deficiente a los
lideres como servidores en un elevado 66,67%, en un 13,89% como Buenos, con un
11,11% en Muy Buenos y en un 8,33% como Excelentes.
En los menores de 40, también ubican como Deficientes
a los líderes pero con un 39,39%, seguido de Muy Buenos con el 36,36%, en Buenos
con el 18,18% y solo el 6,06% los define como Excelente. Lo jóvenes por su parte, ubican en primer lugar el rango
de Muy Buenos con 38,71%, seguido de Deficiente con el 35,48%, en tercero Buenos con el 16,13% y con el 9,68% en Excelentes. A nivel general, el 48% los
considera Deficiente, el 28% los
ubica en Muy Buenos, el 16% en Buenos y solo un 8% en Excelentes (ver gráfica 1.3). Este
resultado refleja una percepción desfavorable en relación al trabajo de
servicio y preocupación por el bienestar de los miembros.
Con lo anterior, se puede
reflexionar en lo que dice Mateo 20:28 “Como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos”.
En este pasaje inicia el servicio, el primer ejemplo lo dio Jesús; en este
mismo sentido escribe Jhon Maxwell (2000) cuando dice “Las personas que se enfocan en sí mismas son menos aptas para hacer
cambios a favor del equipo que aquellas enfocadas en servir a otros”. El
mismo Maxwell (2003) dice “El servicio mutuo
es la característica de una verdadera alianza”; servir, es estar capacitada
una persona o ser útil para un fin determinado. Cuando servimos a otros,
estamos sembrando buena semilla. Cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos
nos estaba dando una gran lección acerca del servicio. Jesús se despojó de su
divinidad para servirnos. Se puede tener excelentes servidores dentro de la
iglesia, si se enseña a servir con el ejemplo.
En la pregunta, ¿En
qué medida los líderes de la iglesia están motivando a sus miembros a utilizar
sus dones y capacidades que Dios les ha dado?, los resultados que se muestran
en la gráfica 1.4 indican que hay un patrón de respuesta, donde los tres
estratos consideran que los líderes son Deficientes
en motivar a los miembros a utilizar sus dones, los mayores de 40 con un
61,11%, los menores de 40 con un 51,52% y los jóvenes con el 51,61%. A nivel
general, los datos indican que el 55% de los encuestados los consideran Deficientes, el 23% como Muy Buenos, el 14% en Buenos y solo el 8% en Excelentes. Se hace notar entonces, que
hay que hacer un esfuerzo por trabajar en esta área, ya que, podría caerse en
el error de considerar a algunos miembros como indispensables dentro de la iglesia y a otros como inútiles.
Jhon Maxwell (2003)
escribe “Alguien que realza los méritos
de otros busca los dones, talentos y la singularidad de los demás y luego les
ayuda a aumentar sus habilidades para beneficio personal y el de todo el
equipo. Una persona que añade valor a los demás es capaz de llevarlos a un más
alto nivel.” Los propósitos de los dones espirituales son la edificación de
la iglesia y la conversión de los incrédulos. Es importante que cada persona
encuentre su lugar y dedique tiempo a reflexionar y explorar sus dones. Por
otro lado, un buen líder es capaz de ayudar a los miembros o sus seguidores a
moverse en la dirección correcta. Descubra su lugar y el de sus seguidores, que
en ninguna otra parte se sentirá mejor.
La pregunta, ¿En qué
medida observa usted que los líderes de la Iglesia están interesados en
descubrir cuáles son los dones que posee el resto de los miembros de la
congregación?, esta pregunta está íntimamente vinculada con la anterior, en
aquella se refleja que los miembros ya
saben cuál es su don o dones, mientras que esta procura ver si los líderes
están ayudando a descubrir los dones a los hermanos. Siendo así, se obtiene que
los tres estratos consideran Deficientes
a los líderes en esta área, los mayores de 40 en un 83,78%, los menores de 40
con el 60,61% y los jóvenes con el 58,06%. A nivel general, los encuestados
estiman a los líderes Deficientes en
un 68,32% el otro porcentaje se divide entre Buenos, Muy Bueno y Excelente (ver gráfica 1.5).
Mónica Mastronardi
(2010), habla acerca del Ministerio que “es
todo trabajo que hacemos para servir a Dios y a los demás, lo cual abarca todas
las responsabilidades de trabajos en las iglesias, lo que a su vez quiere decir
que todos los hermanos y hermanas deben participar de la tarea de dar a conocer
a Cristo conforme a sus dones y capacidades”. Los líderes deben mostrar más
interés en descubrir los dones de los demás, porque cuando cada miembro de la
iglesia sirve conforme a su don, se evita que unos pocos se sobrecarguen de
funciones y terminen cansados; por otro lado, cuando cada miembro usa su don
hay más gozo en la congregación y muchos más ministerios de servicio hacia la
comunidad.
De acuerdo a la Santa
Biblia, los dones son repartidos a todos los cristianos y no sólo a pastores y
líderes, por lo que, toda persona que ha recibido a Cristo, tiene al menos un
don y es responsabilidad de los líderes ayudar a descubrirlos y ejecutarlos.
En la pregunta, ¿considera
usted que la Iglesia realiza actividades que permiten una proyección social en
la comunidad?, las respuestas difieren en los tres estratos, siendo los mayores
de 40 quienes muestran siempre mayores diferencias con respecto a los otros
estratos (ver gráfica 1.6). De manera general (Total) se obtiene que un 46,46%
considera como Deficiente la
proyección de la iglesia en la comunidad, un 28,28% opina que es muy buena, un 16,16% dice que es buena y sólo un 9,09% considera excelente.
El descubrir los
dones espirituales y talentos de los miembros de la iglesia, hace más fácil la
proyección social en la comunidad. Mientras más pequeño sea el grupo de trabajo
en la iglesia, más reducida será el área de acción.
A continuación un
ejemplo mencionado por Mastronardi (2010) con relación a las funciones
repartidas según los dones:
Don de Compasión
|
Don de Oración Intercesora
|
Responder a las necesidades manifiestas de los
creyentes y de la comunidad
|
Identificarse con la persona por quien se ora.
|
Participar en equipos de trabajo para asistir en
desastres o catástrofes naturales
|
Sentir en su corazón el dolor del Señor por estas
personas que sufren
|
Ofrendar para el fondo para Hambre y Desastres en el
mundo de la iglesia del nazareno
|
Renunciar a los placeres y comodidad física para
apartar tiempo a la oración y el ayuno
|
Involucrarse activamente en los ministerios
nazarenos de compasión
|
Acercarse a los que sufren en su iglesia y comunidad
|
Aunque la proyección
social no solamente depende de los dones, sino de otros factores como la
disposición, actitud para el servicio, recursos económicos, entre otros, la iglesia guiada por el pastor
y sus líderes, deben trabajar en aquellas áreas que se consideran más sensibles dentro y
fuera de la iglesia, de tal forma que se provea un Desarrollo Integral de ésta.
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