Echando fuera el temor que ocasiona el mundo

 Salmo 27:13 -14 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová!  ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón!  ¡Sí, espera en Jehová!

 Introducción

           En la vida cristiana hay etapas de dificultades, pruebas, tentaciones con las que se deben bregar constantemente. Muchas de ellas, nosotros mismos nos las buscamos, somos culpables por ello; en otras son cosas de la vida que llegan a poner en prueba nuestra vida y existencia.

          Estas dificultades o problemas nos roban la paz, causan angustias y mucha ansiedad en la vida de las personas, yo personalmente he pasado en algunos momentos por estos desfallecimientos, en los que se siente que tu cuerpo no responde como debería ser ante dichas angustias que te carcomen el alma, y es prácticamente así, como dice el Salmista, hubiera yo desmayado.

          Quiero entonces que veamos lo que nos dice la Palabra del Señor, sobre cómo aferrarnos en las manos de la gracia y el amor del Señor para hacerle frente al temor del mundo:  

Desarrollo

 En primer lugar:

1.  El temor que ocasiona el mundo es un enemigo peligroso

El salmista dice, “Hubiera yo desmayado”, la pregunta entonces es ¿por qué podría haberse desmayado? David escribe este salmo maravilloso producto de su experiencia que ha tenido con el Señor.

En versículo dos de este salmo, David dice:

Salmo 27:2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

 Lo está diciendo alguien que experimentó el temor. David fue ungido como Rey por el profeta Samuel a la edad de unos 16 años, pero llegó a sentarse en el trono a la edad 30 años. Le correspondió no solo esperar, sino que mientras esperaba, tenía que afrontar la persecución del Rey Saúl, que no solo una vez intentó matarlo. Su vida joven fue entonces de angustia, ansiedad y temor. Y siendo ya Rey, su misma sangre, unos de sus hijos también intento usurpar su reinado y otra vez estaba en angustias y persecución. Hubiera yo desmayado.

  Dice el comentario de la Biblia Diario Vivir, de manera muy precisa:

El temor es una sombra negra que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos. Cada uno de nosotros hemos sido prisioneros del temor en un momento dado: temor al rechazo, a ser mal interpretados, a la inseguridad, a la enfermedad e incluso a la muerte.

Pregunto, ¿Cuántos de nosotros de sentimos que nos identificamos con este comentario de la Biblia Diario Vivir? Yo por supuesto. Claro que por muchas circunstancias de la vida nos hemos sentido prisioneros del temor.

Pero es ahí cuando usted y yo debemos buscar el oportuno socorro que viene de parte de Dios. Nos estamos solos. Permítame decirles:

En segundo lugar, que:

 2.  El temor es vencido por el amor de Jesucristo

 David dice en este salmo (Salmo 27:13) Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.

Lo que sostiene a David es la bondad de Jehová. No hay otra respuesta a nuestras angustias y temores, Dios nos sostiene en medio de la desesperación, cuando venimos a buscar de misericordia.

El apóstol Juan lo escribe de la siguiente manera:

 1 Juan 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo.  De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Es el amor, la misericordia y la bondad de Dios que echa fuera el temor. Nos dice la palabra del Señor, que debemos confiar en Jesús. Citando siempre el salmista, en el salmo 34: 17 nos dice:

Claman los justos, y Jehová oye y los libras de todas sus angustias.

 Pero todavía hay algo más sublime que no lo podemos comprender, Dios escucha las oraciones sinceras que con corazón contrito y humillado vienen ante su presencia. En hijo prodigo, después de todo lo que había hecho, reconoció en su corazón que había pecado ante Dios y su amado Padre terrenal. Su padre, no lo había olvidado, estaba siempre a la espera, el evangelio de Lucas, lo dice así:

Lucas 15:20-21 Entonces se levantó y fue a su padre.  Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. El hijo le dijo:  "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo". Pero el padre dijo a sus siervos:  "Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies.

Para muchos, quizás esto, es paradójico, Dios escucha el clamor de las personas justa, bienaventurado por todas ellas. Así lo dice el Salmista, pero también escucha las peticiones de personas no tan justas o para nada justas ante la ley de Dios, pero Dios no repara en sus pecados y torpezas, sino en su corazón arrepentido.

Esto también lo vemos en los trabajadores de la viña (Mateo 20: 1-16), no importa a la hora de llegada de los trabajadores, Dios es misericordioso, cuando todos se disponen a trabajar en su reino. Por ello reiteramos lo que dice el salmista:

Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.

Hemos dicho que el temor que ocasiona el mundo es un enemigo peligros, pero que ese temor es vencido por el amor de Dios. Ahora permítame concluir con el tercer aspecto de este mensaje.

 3.  En medio de la angustia y el temor, esperamos en la gracia del Señor

Leamos nuevamente los versículos 13 y 14.

Salmo 27:13 -14 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová!  ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón!  ¡Sí, espera en Jehová!

El verso 14, es versículo final del salmo maravilloso de David. En el nos dice: Espera, Esfuérzate, Aliéntese, y refuerza, sí, espera en Jehová. Esperar en Dios debe ser una cualidad que todo cristiano debe cultivar en su vida cristiana. Debemos aprender a depender de Dios. El profeta Isaías dice:

Isaías 30:18 Sin embargo, Jehová esperará para tener piedad de vosotros.  A pesar de todo, será exaltado y tendrá de vosotros misericordia, porque Jehová es Dios justo.  ¡Bienaventurados todos los que confían en él!

A pesar de todo, usted y yo debemos esperar en Dios. El salmista nos dice aliéntese tu corazón. Necesitamos ese aliento, que tiene que ver con el Espíritu de Dios, la palabra espíritu = RÚAH,  significa aire, viento, soplo de Dios que refresca, oxigena, fecunda, da vida, es aliento, respiración, punto cardinal, ánimo, aire en movimiento, sea en forma de brisa, sea en forma de viento fuerte, y, por extensión, aliento, vida.

Que maravilloso todo este significado, en medio de la angustia y el temor, confiemos en el Señor y que su Espíritu Santo nos fortalezca siempre. Cristo Jesús es nuestro punto cardinal. Amén.

¡Quédate en casa!




¡Quédate en casa!.., es el eslogan que vemos en todos los medios de comunicación, y también lo expresamos, lo decimos, lo escribimos y compartimos en dichos medios. Esto lógicamente haciendo conciencia a la población, como una estrategia para frenar el avance de la pandemia del coronavirus. En todas las cadenas de televisión es la noticia central, todo gira en mención de cuántos casos confirmados  hay por día y país, además de cuántos  pierden la batalla ante esta terrible enfermedad.

El sitio web del  diario el país de España, escribe que hoy domingo 30 de marzo, se han registrado en las últimas 24 horas 849 muertos en su país. Aproximadamente se han contagiado 94 mil personas y han muerto hasta la fecha 8 189 personas, recuperados 20 mil. Similar es la situación en Italia, es el país europeo que registra más de 11 500 muertes de entre los más de 101 000 personas contagiadas, pero son más 14 mil personas recuperadas. Ahora, es EEUU, el que está en una escalada de casos positivos con más de 163 mil casos y más de 3000 muertes. Podríamos seguir mencionado el comportamiento de otros países. Pero, en todo caso, la situación es preocupante.


Pero, regresemos a la expresión, ¡quédate en casa! Es real y es una verdad que con ello, los contagios pueden ser frenados. Pero aquí nos viene una cuestión real, un dilema al que nos debemos enfrentar, sí, me refiero a las familias y personas que viven o subsisten de un pequeño negocio, es más de aquellas familias que deben hacer una venta de tortillas, de cosa de horno, de tortillas dulce, de pan casero, de tanelos, de la que vende refrescos, del taxista, del busero, del mercader, en fin él de esa familia que si no sale a vender el día de hoy, no puede llevar el sustento a su familia. A esos que no pueden quedarse en casa, a ellos y ellas deben también ir dirigidas nuestras oraciones para que Dios sea su protector, sea Dios resguardando su salida y su entrada. Que Dios les abra puertas para que puedan vender sus productos y que al regresar a sus casas puedan llevar el pan que se requiere en sus hogares, pero que también sean protegidos por el poder del Espíritu Santo de toda enfermedad en el camino.  Señor se propició para esas personas que no pueden quedarse en casa. Y si se llega a ser necesario, tú seas abriendo las puertas para que el pan y el aceite no escaseen de sus hogares.  



De igual forma para todas aquellas personas que deben presentarse a sus labores, ahí en las empresas e instituciones que siguen laborando. Por esas personas que deben atender y servir a otros, te pedimos que los guardes y los protejas con tu Sangre Preciosa. Porque ellos no pueden quedarse en casa. Por los médicos y enfermeras de los hospitales y centros de salud. Que tu misericordia este con ellos, porque no pueden quedarse en casa.     



La Palabra del Señor nos dice en Apocalipsis 22: Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán (Apocalipsis 22:1-3).

Hoy, es necesario que reconozcamos que Dios tiene el control. En medio de la angustia y la desesperación Dios tiene el control. Debemos orar a Dios para que los médicos y todo el personal de la medicina, puedan encontrar las respuestas necesarias para contrarrestar esta pandemia. Que del río de Dios fluya lo necesario. Por los que no pueden quedarse en casa, por los que verdaderamente no pueden quedarse en casa, Dios los guarde y los proteja. Esas son y deben ser también nuestras oraciones. Dios les bendiga.  


La luz del evangelio un compromiso que debemos compartir

Buenos días, es una maravillosa mañana que Dios nos regala. Es un gran honor el que ustedes me conceden en esta ocasión especial para dirigirme a tan distinguido auditorio. En presencia de los santos que pastorean las mas de sesenta iglesias del nazareno de nuestro distrito. A todos los miembros de sus iglesias, la paz y la bendición de Dios les colme y llene sobreabundante.  De manera especial a los hermanos que hoy bajan a las aguas bautismales mi admiración y mi reconocimiento por dar un paso de obediencia. Dios les bendiga a todos. 

Vamos a retomar el evangelio de Lucas en esta:

Texto: Lucas 11: 33-36

Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.
Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad.
Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad.
Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz»

Tema: La luz del evangelio un compromiso que debemos compartir

Introducción
Estimados hermanos, estoy seguro que muchos de ustedes en esta mañana han venido con un propósito. Como iglesia, como familia, nos regocijamos en el Señor, porque sabemos que hoy están ingresando a las aguas bautismales muchos hermanos que han abrazado en su corazón el Santo Evangelio del Jesucristo. Las buenas nuevas de salvación han llegado a nuevas familias o nuestros familiares están llegando a los pies de Cristo, y ese es motivo de gozo, de regocijo, de alegría en este día.

Esto significa que hay luces que están resplandeciendo en las vidas de hermanos y hermanas que están en nuestras iglesias. Hay iglesias que están siendo faros en medio de una cultura oscura, otras necesitan levantar la llama del evangelio y ponerla como estandarte que irrumpe en victoria, pues a Cristo Jesús a quien a anunciamos.
En esta maravillosa mañana, quiero que veamos en primer lugar.  


Desarrollo
1.  La iglesia del Señor necesita tener una visión clara del ministerio encomendado.

Observe usted en el verso 34: “Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad”.

Quiero que piense como iglesia, como comunidad, usted forma parte de la iglesia del Señor. Y como iglesia del Señor tenemos retos internos y externos para lograr un empoderamiento de la Palabra del Dios, su santo y bendito evangelio. Solo me quiero referir y rápidamente a lo interno. Y es que necesitamos, quitar lo nublado y esto solo se logra con el poder del evangelio.

Sobrada razón tiene el Apóstol Pablo a exclamar:
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Rom. 1:16). 

Es necesario quitar lo nublado, para poder ver que los campos están blancos para la siega, pero hoy todavía estamos igual que los discípulos, preguntándonos, pero si todavía faltan cuatro meses para la siega. Mientas tanto el maestro de maestro, nos vuelve a decir:
“Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega” (Juan 4:35-36).

En segundo lugar.
2.  La iglesia del Señor tiene que ubicar en lugar correcto la luz del evangelio

Observemos esto por favor, dice la Escritura:
“Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz” (Lucas 11:33).

Muchas personas en las iglesias estamos ubicando en lugares incorrectos la llama del evangelio. Muchas personas decimos ser cristianos, es decir que hemos abrazado la fe de Cristo, pero vivimos una fe escondida. Somos sal, pero insípida, sin sabor, no damos sazón. Y entonces Jesús dice, si la sal pierde su sabor, entonces no sirve mas que para ser pisoteada por los hombres (Mateo 5:13).   

Piense un momento, ¿para qué compra usted un bombillo? ¿para qué compra candelas? Y una vez que las va ubicar, ¿dónde decide ubicarlas? Lo hace debajo de la cama, las entierra. O busca la mejor posición para que alumbre. 

En cierta ocasión un caballero estaba atravesando las calles obscuras de cierta ciudad, y vio que se le acercaba un hombre con una lampara de aceite encendido en la mano. Cuando se acercó bastante, el caballero vio, por la luz de la linterna que ese hombre llevaba, que éste tenía los ojos cerrados.  Pensativo, siguió adelante el caballero, más sorprendido, se dijo: “Me parece que ese hombre está ciego.” Entonces regresó, alcanzó al ciego, y le dijo: --Amigo, ¿es usted ciego? --Sí, señor –contestó el hombre de la lampara. --Entonces, ¿para que lleva usted esa luz? - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi…igual sucede cuando usted mi estimado amigo y hermano. Usted es una lampara que puede ayudar a otros a encontrar el camino que está en Cristo Jesús.

Esto nos lleva al tercer aspecto del mensaje en esta mañana.
3.  La iglesia del Señor debe estar comprometida con el evangelio.  
Esto es un llamado fuerte y urgente a todas las iglesias del nazareno.

11:35-36: Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad.
Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.

a.    La palabra nos exhorta a que aseguremos nuestra luz.  
b.    Que si tenemos esa luz, todos, todos debemos de disfrutarla. ¿Cuántos sienten un deleite, un regocijo, un placer maravilloso por tener a Cristo Jesús en sus corazones?

El salmista por eso exclama
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca! (Salmo 119:103).

Jesús entre sus parábolas muestra dos que tiene que ver con esto que estamos hablando. El autor Luis Sánchez Navarro (2013) en su libro “El logos del reino: las diez parábolas de Mateo”, menciona que la semilla de mostaza,  nos presenta “la fuerza transformadora del reino”, de como Dios de una semilla muy pequeña puede transformarla en una planta que viene hacer la más hermosa entre las hortalizas.  De igual manera la sangre de Cristo ha venido hacer con cada uno de nosotros, por ello Pablo escribe:

“Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios(1 Cor. 6:11)  

No cree usted que es suficiente razón para adquirir un verdadero compromiso con el Señor.
La segunda parábola es
 la levadura se nos muestra en vivo a todo color, “la fuerza expansiva de esa transformación” (Navarro 2013). Una pequeña porción capaz de leudar una gran cantidad de harina.

Hermano y hermana, pastor y pastora como iglesia estamos llamados a asumir el mayor de los compromisos en nuestras iglesias. Necesitamos testificar que la palabra de Dios puede transformar al ser humano. Sacarlo de la inmundicia, y en palabras de Carlos Spurgeon, sacarlo del estercolero y llevarlo al trono de Dios, para hacerlo sentar con príncipes, los príncipes de su pueblo. Estas son y serán siempre las buenas nuevas, la buena noticia que debemos compartir.  

Conclusión

Hermanos en esta mañana estamos reunidos más de sesenta iglesias, más de sesenta lámparas que deben estar encendidas con sufriente aceite y ubicadas en lo alto, para que todo aquel que está en nuestro alrededor pueda ser iluminado con por el poder del evangelio de Jesucristo. Recuerde que los campos están listos para la siega y el tiempo de la cosecha ha llegado por tanto dice el profeta Isaías:

Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas. (54: 2-3)


Los planes de Dios para su iglesia.

Serie: Los planes de Dios para su Pueblo.
Tema: Los planes de Dios para su iglesia.

Introducción

Los tropiezos no detienen los planes de Dios: No asumir la visión de Dios, no estar dispuestos a colaborar en los planes de Dios, no comprender su voluntad, no asumir la guía del Señor y por ende perder la dirección de adónde queremos llegar, son los aspectos que hemos discutido en los mensajes anteriores. Ahora, quiero que veamos  mis hermanos, que los planes de Dios son perfectos para nuestras vidas, para nuestras familias; son perfectos para su obra y su iglesia aquí en la tierra.

Dios trazó planes para su pueblo, me refiero al pueblo de Israel, es una promesa dada al patriarca Abraham:y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3 c). Esto es majestuoso. Usted y yo alcanzamos esa bendición, porque hemos venido hacer parte de su pueblo por adopción. Pablo escribe en Gálatas:

   Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones (Gál.3:6-8) 
            Regresemos nuevamente a la historia del pueblo de Israel, para ver el plan de Dios para sus hijos.
Desarrollo
En primer lugar, los planes de Dios es que su pueblo:
I.                   Sea un pueblo de referencia.

El pueblo de Israel era un pueblo sucumbido en la esclavitud, literalmente hablando. Cuatrocientos años en el lodo, batiendo arcilla, soportando látigos y desprecios mientras construían aquellas ciudades impuestas por el faraón. Sus familiares cercanos, los moabitas y los edomitas, no salieron a defenderlos, más bien se olvidaron de ellos.  Sobre todo a los Moabitas, recuerde que dijimos hace un par de domingos que, los moabitas eran descendientes de Moab, hijo de Lot, Lot era sobrino de Abraham.  Se les olvidó que Abraham rescató a Lot.  Si recuerde usted que Lot decidió irse a vivir a Sodoma. Esta ciudad fue saqueada y conquistada, pero dice Génesis 14, que Abraham fue a recatar Lot y lo logró. Pero la historia no termina ahí, Lot, se queda siempre en Sodoma y por la multitud de pecados de los pobladores de esa ciudad Dios envía juicio contra Sodoma, y aparece un intercesor, y es Abraham intercediendo por esa ciudad en la que vivía su sobrino. La biblia registra que solo Lot y sus dos hijas sobrevivieron (Génesis 19). En todo caso, sus descendientes, los moabitas no se acuerdan de la acción hecha por el padre Abrahán y tampoco de su simiente. De manera que Israel es un pueblo en el anonimato.

Razón tiene el salmista al pronunciar, “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (Salmo 27,10 NVI). El profeta Isaías exclama: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (9:2). El pueblo de Israel, tiene ya 430 años de sufrimiento, pero ahora le llega la luz. Del oprobio, aquel pueblo que no era, ahora es. Dice el libro de Deuteronomio:

  No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;  sino por cuanto Jehová los amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto (7: 7-8).

Escuche: “pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos”. Dios hace grandes cosas con los insignificantes. Dios hace maravillas con los Don Nadie, diría Bruce Wilkinson (Oración de Jabes). Dios ha designado que este pueblo sufrido, esclavo e insignificante sea su pueblo escogido para mostrar a las demás naciones quién es Él, un Dios único y poderoso. Pero también para mostrar su amor, su misericordia, su bondad y su perdón. Para mostrar que él puede levantar tejidos en huesos secos (Ezequiel 37). Diría Carlos Spurgeon para pasar “del estercolero al trono” de acuerdo al salmista cuando escribe: “El levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso alza del estiércol, Para hacerlos sentar con los príncipes, Con los príncipes de su pueblo” (Sal. 137: 7-9, VRV 1909).  

Un pueblo esclavo viene a ser la referencia donde Dios se manifiesta con poder y gloría. Lo maravillo de esto es que Dios hace una observación directa, no porque ellos se lo merezcan, sino por puro y bondadoso amor de nuestro Dios. Y por guardar el juramento a nuestro Padre Abraham, así lo dice la escritura “Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia (Gén. 22:18, NVI).

            En segundo lugar:
II.                En sus planes está el que su pueblo sea libre para adorarle.

Detengámonos un momento acá. Veamos las siguientes porciones de la Sagrada Escritura:
a.       Éxodo 7:16  “y dile: Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír”.
b.      Éxodo 8:1  “Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva”.
c.       Éxodo 8:20  Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante de Faraón, he aquí él sale al río; y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
d.      Éxodo 9:1 El Señor le ordenó a Moisés que fuera a hablar con el faraón y le advirtiera: «Así dice el Señor, Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto” (NVI).

Usted puede leer el resto de citas concernientes a las plagas, pero usted encontrará que la liberación  en todas ellas tiene un propósito, como es el rendirle culto a Dios: “Dejad ir a mi pueblo para que me rinda culto”.   

Un corito que cantamos muy bien, lo dice claro.
En Egipto esclavo fui, sí, sí, OH sí.
En Egipto esclavo fui del vil faraón.
Fue moisés al faraón y le dijo así:
//Deja ir a mí pueblo para rendirle
Culto ha dicho el Señor//.
Ahora que ya libre soy, sí, sí, oh sí.
Ahora que ya libre soy, libre para ti.
Quiere rendirte culto, quiero cantarte gloria,
Gloria a ti Señor//.
//Gloria, gloria, Aleluya, Gloria Aleluya
A ti, Señor//.
Esto tiene que ver con lo anterior, si somos un pueblo que sirve y adora al Señor, automáticamente nos hace un pueblo de referencia. Salir de la esclavitud para rendirle culto al Señor de Señores era la misión del pueblo de Israel. Y eso mi hermano y amigo, no ha cambiado.

Dios continua con su plan de liberación, está interesado que salgamos de nuestro Egipto de esclavitud de pecado y dejemos que él sea nuestro libertador. De manera que le sirvamos, no en el desierto. A diferencia del pueblo de Israel que iba para el desierto, usted y yo debemos servir en la iglesia, sí, en la obra del Señor. Dios quiere usarte en tu familia como portador de buenas nuevas de salvación. Que seamos testimonio de cuan grandes cosas ha hecho el Señor en nuestras vidas y nuestras familias. 

Ahora bien, fíjese usted en algo maravilloso. Cuando el pueblo de Israel sale de Egipto, dice la escritura en Éxodo: “De día, el Señor iba al frente de ellos en una columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche” (Éxo.13:21). Es Dios quien guiará nuestros pasos.

El salmista nos indica que Dios nos muestra siempre el camino. “Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha” (Sal. 16:11). Usted y yo nos corresponde solamente rendirle culto.

Hay una ilustración referida a un discurso pronunciado:

   El 6 de enero de 1941 el Presidente Franklin D. Roosevelt pronunció un discurso ante el Congreso de los Estado Unidos de la América del Norte, y entre otras cosas dijo que los Estados Unidos esperaban un mundo fundado sobre cuatro libertades esenciales: I. Libertad de palabra; II. Libertad de cultos; III. Libertad de trabajo; IV. Libertad de eludir el temor (I. Libertad para expresar sus ideas; II. Libertad para adorar a Dios en la forma preferida; III. Libertad para elegir la forma de trabajar a fin de no padecer necesidad; IV. Libertad de evitar todo aquello que haga que la gente sufra algún temor) (Tomado de 500 ilustraciones por Alfredo Lerín, 2003, énfasis en negritas y cursivas).

            Nosotros gozamos de libertad de culto, pero estamos muchos estamos esclavos en medio de la libertad. El Apóstol Pablo escribe: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gal. 5:1 NVI). La libertad es solo en Cristo, y Cristo quiere que su familia sea libre para que le adore.

En tercer lugar:
III.             En sus planes esta que su pueblo sea bendecido.  
La sagrada escritura nos dice en el libro de Deuteronomio:

El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que les juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, con casas llenas de toda clase de bienes que tú no acumulaste, con cisternas que no cavaste, y con viñas y olivares que no plantaste. Cuando comas de ellas y te sacies, cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud (6:10-12).

Por una promesa hecha a sus antepasados, los conduce a ciudades prosperas. Con casas construidas, con agua en posos ya construidos. Llenas con toda clase de bienes, por los cuales ellos no han hecho ninguna labor, sino que Dios en su plan de bendición tiene ya previstos para su pueblo. Con viñedos, con olivos, con higueras, con abundantes pastos para el ganado. Oh que maravilloso es el Señor. Sus planes son perfectos. Al final de esa porción de la escritura hay una advertencia de no olvidar las maravillas de Dios.

Sabía usted mi hermano que también hay planes para nosotros, recuerde la cita de Gálatas que leímos al inicio:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones (Gál. 3:6-8).

Usted y yo hemos alcanzado salvación, pues Jesús vino por ese pueblo; pero nosotros también nosotros somos parte de ese pueblo, sí, por adopción gozamos de los mismos derechos para disfrutar de esa tierra prometida, de esa patria celestial, con casas de oro y un mar de Cristal. Donde el olivo y la luz es Cristo Jesús, el León de la tribu de Judá, él es nuestro Rey Soberano por toda la eternidad. La biblia afirma que en esa patria celestial, ahí no abra tribulación, ni angustia, ni dolor, pues ahí todo es felicidad. ¿Quiere usted disfrutar de ese hermoso y glorioso lugar? Pero sobre todo está dispuesto a que su familia llegue también a ese maravilloso lugar. Esta dispuesto a convertirse en ese Moisés que pueda dirigir a su familia.     

Conclusión
Quiero concluir haciendo referencia a la siguiente ilustración:
Un hombre soñó que repentinamente había muerto y había sido transportado al cielo. Estando en aquel mundo glorioso pensaba que estaba en él porque lo merecía. De pronto alguien vino a verlo, lo llevó a las almenas, y comenzó el diálogo siguiente:
—Ven. Voy a mostrarte una cosa—: Mira allá abajo. ¿Qué ves?
—Veo un mundo muy obscuro.
—Fíjate: a ver si lo conoces.
—Por supuesto; es el mundo de donde vine.
— ¿Qué ves?
—Que los hombres allá están vendados, y muchos se dirigen a un precipicio.
—Bien: ¿Te quedarás aquí, a gozar del cielo, o volverás a la tierra con el objeto de dedicar un poco más de tiempo a hablarles a esos hombres acerca de este mundo?
El hombre que tuvo este sueño era un predicador que había estado desalentado; y, al despertar, dijo: “Ya no quiero morir; sino trabajar” —. (Lo que soñó un predicador, por lo cual ya no quiso morir de Dwight L. Moody, tomada de 500 ilustraciones por Alfredo Lerín, 2003).

Mi Hermano y hermana, esta Iglesia está en los planes de Dios, su familia está en los planes de Dios, nuestra comunidad está en los planes de Dios, solo espero que usted despierte y se ponga a trabajar. Amén. 

Los tropiezos no detienen los planes de Dios (Parte 2)

Serie: Los planes de Dios para su Pueblo
Tema: Los tropiezos no detienen los planes de Dios (Parte 2)
Texto: Éxodo 6: 1-9

Introducción

El domingo pasado, empezamos el tema de que los tropiezo no detienen los planes de Dios, pues la verdad es que sus planes son perfectos. Vimos dos aspectos, dijimos que el primer tropiezo es no asumir la visión del Señor y lo segundo fue no estar dispuestos a colaborar en los planes de Dios.      

En todo caso, los obstáculos y los tropiezos, pueden venir de afuera y también de adentro, de los mismos que caminamos en pos del Señor. Dios le dice al pueblo de Israel, te voy a entregar una tierra que fluye leche y miel. Al carcelero de Filipos, le da una promesa, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31). Dios tiene una tierra prometida para usted y para mí, y no quiere que lleguemos solos, sino con nuestras familias. Solo que para llegar nos vamos a topar con algunos tropiezos, y de eso vamos seguir hablando en esta noche.     

Desarrollo

Un tercer tropiezo es:
       I.            No comprender la voluntad del Señor

La voluntad del Señor se manifiesta de manera muy particular y totalmente diferente a la razón humana. Vamos a seguir con el la historia del pueblo hebreo, por ello les pido que retrocedamos en la historia y nos ubiquemos antes de las caminatas en el desierto y nos vamos precisamente, cuando Dios le dice a Moisés, que vaya a su pueblo que está en Egipto esclavizado: 

    Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes;  y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.   Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ. De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre “(Éxodo 6:6 – 9).   

Que interesante esta situación, pues es contradictoria la actitud del pueblo. Ya habían pasado 430 años. Dice la escritura que estos hombres y mujeres clamaban, por liberación, y ahora que Dios envía a un hombre para que su clamor sea cumplido, estos en vez de creer, animarse y confiar, dice la Escritura: “no escucharon a Moisés”.

Hoy su palabra nos está diciendo que Dios sigue estando fiel, él quiere liberar a nuestras familias de la mesa de servidumbre, quiere que nuestras familias formen parte de su pueblo santo, que sean una nación aqueridad por Dios. Quiere que alcancemos la Bendición de la promesa dada a Abraham, Isaac y Jacob. La pregunta es: ¿Cuál es la actitud nuestra ante la palabra que nos envía el Señor? 

El pueblo hebreo no estaba comprendiendo la voluntad del Señor, que a usted como miembro de esta iglesia no le suceda lo mismo, que no escucharon a Moisés. Hoy le anunciamos que Dios quiere, que nuestras familias, nuestra comunidad salgan de ese mundo de servidumbre y puedan tener un encuentro con el Rey de Reyes y Señor de Señores como su único y real salvador. 

Un acuarto tropiezo es:
    II.            No asumir la guía del Señor

Cuando vamos a un lugar, necesitamos una guía o un guía. Para ello preguntamos cómo llegar o nos auxiliamos de un mapa. Cuando Dios sacó al Pueblo de Egipto, les dispuso de un guía. Moisés, fue ese hombre formado y capacitado para guiar al Pueblo a la tierra prometida.

Hay algo hermoso en la vida de este hombre de Dios, dice la escritura que Moisés, una vez comprendió el llamado, se dispuso al  trabajo asignado. Moisés vivió cuarenta años en el palacio del faraón, vivió como príncipe, educado y formado en asuntos estratégicos. Cuando huyó de Egipto, vivió cuarenta años pastoreando ovejas, adquiriendo así templanza y mansedumbre. A los ochenta años, Dios le hace el llamado en la zarza ardiente, y de ahí le corresponde por cuarenta años más guiar al pueblo en medio del desierto. Moisés era un hombre preparado para el ministerio.  

Que interesante es esto, un Dios poderoso y bondadoso, un Dios misericordioso que se acuerda de sus promesas hechas a Abraham, a Isaac y Jacob. Ahora, el pueblo ha sido escuchado y sus oraciones han recibido respuesta. Dios está con ellos y ha preparado un líder para que los condujera a la tierra prometida. Sin embargo, más no lograban llegar a su destino, la tierra de leche y miel.  La pregunta es ¿Por qué no lograban llegar? Un Dios y un guía, pero no llegaban. El problema no era el guía y tampoco la dirección, ambas eran correctas. El problema era la actitud rebelde del pueblo que no estaban dispuestos a asumir la guía establecida por el Señor.

      Escuche lo que les dice, Dios (Números 14: 20-23):
Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.  Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra,  todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz,  no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.

No asumir la guía del Señor, es no escuchar su voz. Es revelarnos contra su Palabra. Por ello el escritor de hebreos (3: 15-17) dice:

  …entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz,   No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.  ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?  ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?”

Dijimos que no asumir la guía del Señor, es no escuchar su vos. No escuchar la vos, es provocar al Señor. Y provocar al Señor, es entrar en contienda con nuestro Padre celestial.

Ahora bien mis hermanos, cuando no asumimos la guía del Señor (en quino lugar):

 III.             Perdemos la dirección de a dónde queremos llegar.
Como iglesia del Nazareno, nuestra meta es crecer espiritualmente. Crecer orgánicamente, crecer socialmente, crecer numéricamente. Nuestra meta es alcanzar a las familias para Cristo, que las familias sean restauradas, que cada miembro de la familia tenga un encuentro personal con el Señor y sus vidas sean transformadas. El apóstol Pablo, dice algo maravilloso y que calza perfectamente para nuestras metas, para cumplir con nuestra visión de Iglesia, escuche lo que escribe a la iglesia de los Filipenses, por cierto muy querida por Pablo :

    Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.   Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.  Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida (4: 1-3).

      En esta porción hay mensaje para tres personas, como las que tenemos aquí en la iglesia. Primero para dos mujeres importantes en la iglesia. Evodia y Síntique, estas mujeres amaban la obra, pero no pensaban igual. Les pregunto: ¿Cuántos aman la obra del Señor? La palabras de Pablo, son para todos los que estamos aquí, y es que todos seamos de un mismo sentir. Lo segundo de ese pasaje, es un mensaje para otro colaborar de Pablo y con un alto liderazgo, incluso superior al de las dos señoras que estaban disgustadas, no sabemos quién es él, pero por la forma en que Pablo se refiere a él es un hombre ecuánime, le dice: Compañero fiel

Que maravilloso que se expresen así de uno. Compañero fiel. Dios demanda fidelidad de su pueblo. Compañero fiel, le dice Pablo, te ruego que ayudes a estas mujeres. Esa expresión de Pablo, es pertinente para con cada responsable de los grupo de altares familiares de nuestra iglesia. A cada hombre y mujer que están a cargo de la responsabilidad de tres, cuatro o cinco familias, les decimos en el nombre del Señor, te ruego que ayudes.

Mi hermano y mi hermana, no perdamos la dirección del Señor. El pueblo que caminaba en el desierto, perdió la dirección muchas veces por no escuchar la voz de Dios. Jehová les dice el libro de en números diez veces me han tentado en deserto:

   Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz,  no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá (Núm. 14:20-23).

Toda aquella generación miró las maravillas del Señor, pero eran un pueblo rebelde. No aceptaban a dirección del Señor, por ello no les permitió entrar a la tierra prometida. Mi hermano, es nuestro deseo y nuestro anhelo, pues es el plan  Dios, que usted si llegue a la tierra prometida. Pero queremos que usted llegue con su familia. Hay una dirección para esta iglesia y es restaurar las familias.

Conclusión


No se quede vagando en el desierto, por no escuchar la dirección del Señor. No sea usted un obstáculo en los planes del reino de Dios aquí en la tierra. Si su corazón es como el mío dame la mano y hermano serás (2 Rey. 10:15). De forma tal que podamos contribuir en un avivamiento de la obra del Señor aquí en nuestra comunidad. Dios les bendiga. 

Echando fuera el temor que ocasiona el mundo

  Salmo 27:13 -14 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehov á en la tierra de los vivientes. ¡Espera en Jehová! ...