Texto: Eclesiastés 11: 1-2.
“Echa tu
pan sobre las aguas; después de muchos
días lo hallarás. Reparte a siete, y aun
a ocho, porque no sabes qué mal ha de
venir sobre la tierra”.
Introducción
“¡Feliz el que sembró en su
corazón las semillas del bien y la indulgencia inundando con ellas su
conciencia de ternura, de amor y compasión!. ¡Feliz el que ofreció su
protección y derramó su gran benevolencia, y le brindó su fe y beneficencia al
pobre en su mayor tribulación!. Si
olvidó las injurias recibidas, si no ha devuelto un mal por otro mal ni la
venganza ha sido concebida; si la bondad, cual rico manantial, en su alma vive
y con amor se anida para hallar la paz espiritual”.(Diccionario
de anécdotas e ilusatraciones in e-sword)
¡Oh! Querido hermano (a) usted y
yo hemos sido llamados para abundar en buenas obras. No que seamos salvos por
ellas, pero sí que todo cristiano debe estar consciente de que la palabra nos
llama abundar en ellas.
Desarrollo
En primer lugar, veamos:
1. El llamado a practicar el bien
La frase “echa tu pan sobre
las aguas” es un proverbio oriental que llama a las personas a hacer el
bien. Quiero que analice eso de echar su
pan en el agua, usted dirá, cómo voy a echar el pan en el agua. Si tiro el pan,
se lo lleva la corriente. Pero vea lo que sigue en el verso 1, “después de
muchos días lo hallarás”. “Es un bien
depositado y no un bien desperdiciado” (Mattew
Henry),
¡ojo!, me están entendiendo, “es como una
cuenta de ahorro, a los muchos días usted obtendrá la recompensa”, así lo
dice Mattew Henry.
Quiero ser muy cuidadoso con
esto, porque quiero que a usted le quede bien claro, lo siguiente, usted debe
abundar en buenas obras porque así lo dice la Escritura:
1Timoteo
6:18 Mándales
que hagan el bien, que sean ricos en
buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.
Cuan
necesario se hace esto en nuestro días, hoy estamos en una sociedad que le
caracteriza el egoísmo, comiendo yo, no me importa lo que pase a mi alrededor. Pero
la palabra de Dios nos dice lo contrario que estemos dispuestos a compartir. La
verdad es que cuando uno comparte lo que tiene, por muy poco que sea, hay una
gran satisfacción en el alma.
En segundo lugar:
2. Haga el bien con liberalidad
Escuche la que dice el Apóstol
Pablo en:
Romanos 12:8
el que exhorta, en la
exhortación; el que reparte, con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Esto tiene que
ver con el texto que estamos viendo, lea y medítelo rápidamente conmigo:
“Reparte a siete y aún a ocho”. Siente
es número perfecto, es decir usted y yo debemos hacer el bien a la perfección,
sí y todavía más, porque dice el texto “aún a ocho”, va más allá de la
perfección, en otras palabras, no se canse de hacer el bien, eso lo dice
Pablo también.
Gálatas 6:9 No nos cansemos, pues,
de hacer bien, porque a su tiempo
segaremos,
si no desmayamos.
El Maestro por excelencia nos dejó unas
frases preciosas en el evangelio de:
Lucas 6:38 “Dad y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo…”
Hechos 20:35 "Más bienaventurado es dar
que recibir", dicen que esta es la frase favorita del boxeador Evander
Holyfield. No, no. No me refiero a este dar de puñetazos, me refiero a dar de
lo que Dios ha puesto como bendición en nuestra bolsa, de dar nuestro tiempo
para escuchar a las personas, dar nuestro tiempo para visitar a los enfermos,
dar de lo que tenemos al necesitado.
En tercer lugar:
3. El bien debe hacerse con el corazón
El comentarista Mattew Henry dice “sabiduría es hacer el bien en el día de la
prosperidad. Las riquezas no nos pueden aprovechar si no beneficiamos a los
demás. Todo hombre debe trabajar para ser una bendición en el lugar donde la
providencia de Dios lo ponga. Donde estemos podemos hallar buena obra que
hacer, si tenemos el corazón dispuesto”. Hay mucho gozo en corazón, cuando
nos dispones a dar. Porque es más bienaventurado dar que recibir, así lo
declara la Palabra de Dios.
Cuando se hace con el corazón y no esperando nada
a cambio, suceden cosas maravillosas. Dice Salomón, “Después de muchos días lo hallaras” y “porque no sabes qué mal ha de
venir sobre la tierra”
Ahora tampoco es hacerlo por
miedo. Sino porque recalco, usted ha sido llamado para abundar en buenas obras.
Cuantas veces somos nosotros los bendecidos, por las buenas obras que otros
hacen de muy buena voluntad.
Conclusión
Que espera, haga el bien y el
Señor le sonreirá desde el cielo y se ganará el aprecio de un alma necesitada.
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