Déjate seducir del Señor


Jeremías 20:7a   ¡Me sedujiste,  Jehová,  y me dejé seducir!  ¡Más fuerte fuiste que yo,  y me venciste!

 Introducción

Hay un canto que dice así:
“Han pasado los meses y los años,
pero Dios todavía me ha guardado.
Muchas veces vino a mí el desaliento,
de dejar los caminos de Dios,
y hasta el polvo de la tierra descendía.
Han venido vientos y tempestades,
pero yo todavía estoy parado.
Gloría al Señor, hoy puedo decir:
Hasta aquí me ayudo Jehová” (S. Marino).

El profeta Jeremías se sintió así, él dice:

“¡Cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí!” (verso 7b)
Tanto era su angustia que llega a maldecir el día que nació (v 14), el verso 18 se pregunta “¿Para qué salí del vientre? ¡Que no sea bendecido el día en que mi madre me dio a luz!” (v 14). Pero aún así, en el verso 7 Jeremías exclama: ¡Me sedujiste, Jehová, y me deje seducir!. Aunque no comprendamos o no logremos entender, Dios está de nuestro lado, por lo tanto deje que él lo seduzca.

Sabían ustedes mis queridos hermanos que “los estudios demuestran que las personas con una fe fuerte y afiliaciones religiosas son más felices que aquellos sin tal fe, y ellos también recuperan la felicidad más rápidamente después de experimentar una crisis”  (Joyce Brothers)

Desarrollo

1.  Deje que sea Dios quien lo seduzca

No hay cosa más hermosa que la seducción de un genuino amor, cuando dos jóvenes están enamorados, a todo se le haya sentido.

“Un par de enamorados paseaba por un parque, la luna esta casi llena y con bonito esplendor, pero de repente ella dice, mira Juan las nubes están tapando la luna, - entonces el joven exclama – nubes ingratas por qué  oscurecéis el resplandor de la luna, no veis que no puedo contemplar la hermosura del rostro de mi amada. – la joven queda anonadada de las bellas palabras de su novio. Siente años después, ahora ya casados pasan por el mismo parque, la misma luna y nuevamente las nubes tapan la luna, la Señora rápidamente recuerda aquellas bellas palabras de su prometido, - entonces ella le dice, Juan las nubes están tapando la luna, - entonces el Señor contesta, - apúrese vieja, no atrase”.

Siete años después había perdido el sentido de la seducción, a muchos nos pasa esto en el matrimonio y también nos pasa lo mismo en los caminos de Dios; descuidamos y nos olvidamos de nuestro Dios. Es necesario que usted y yo podamos decir como Jeremías:

Jeremías 20:7a   ¡Me sedujiste,  Jehová,  y me dejé seducir!  ¡Más fuerte fuiste que yo,  y me venciste!  

Dos cosas importantes en este versículo:
-      Me sedujiste,  le dice a Jehová (la primera)
-      Me deje seducir, contesta Jeremías (la segunda)  

Dios sigue seduciendo a su pueblo para que le sirvamos, para que seamos su pueblo escogido, para que seamos sus príncipes y sacerdotes, para que seamos hombres y mujeres de bien, para que sirvamos en su reino. Ser seducidos por Dios, implica también ser seducidos a trabajar en su obra.

Por lo tanto, y en segundo lugar: 
2.  Acuérdese siempre de quien lo sedujo

Luis Palau, escribe es su libro “una vida de alta definición”: “cuando el amor de Dios  invade el corazón humano, todo cambia. Los blancos lucen más blancos, los rojos más rojos, los azules más azules. El amor cambia todo”.
Esto pasa cuando nos dejamos seducir del amor de nuestro Dios. Cuando usted está enamorado aunque trate de no pensar en esa persona, se da cuenta que todo a su alrededor le hace recordarla. ¡Cierto!. En los salmos encontramos que todo a nuestro alrededor debe recordarnos quién es nuestro Dios, sus maravillas, la creación, todo cuenta la gloría de Dios.

Eso es lo que expresa Jeremías:  
Jeremías 20:9  Si digo: "No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre",  entonces su palabra en mi interior  se vuelve un fuego ardiente  que me cala hasta los huesos.  He hecho todo lo posible por contenerla,  pero ya no puedo más.

Si usted ama a Dios, usted no puede mantener retenida  su Palabra, más bien debe ser un fuego ardiente en su interior que lo impulse a hacer grandes cosas en el Reino de Dios. 

Jeremías tenía muchos problemas, la casa de los supuestos profetas y el principal de los profetas lo consideraban su enemigo, pero él dice, está es la palabra de Dios y no puedo retenerla.  

Yo estoy seguro que si Jeremías hubiese buscado lo mejor de la vida, es decir hacerse amigo del principal de los profetas (Pasur), hubiese gozado de buena comida, prestigio en la corte del rey y ante el resto de los mismos profetas, "pero eligió lo mejor de Dios en vez de lo bueno de la vida".

Usted debe sentir el deseo de ser partícipe en la obra, no simplemente ser un espectador. Que este año 2012, usted este diciéndole a Dios, Señor en qué puedo servirte.

Muchas veces nos centramos en qué puede hacer la Iglesia por mí, en vez de comprometerse en qué puede hacer yo por la Iglesia.    

Otros quieren ver cambios sin trabajar por esos cambios, estos dicen, en la Iglesia deberían hacer…, en vez de decir, en la Iglesia debemos hacer esto y yo me apunto para trabajar en ese proyecto. Eso es lo mejor.

Algunos otros se me quedan estáticos añorando los tiempos pasados y no se dan cuenta que esto les impide proyectarse hacia el futuro. Yo recuerdo los tiempos pasados, pero no me centro en querer regresar a los tiempos pasados, eso es un imposible, lo pasado es pasado, hayan sido buenos o malos, ya están en el pasado. Por eso dice Salomón:   

Eclesiastés 7:10  Nunca digas: "¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos?",  porque nunca hay sabiduría en esta pregunta.

Yo prefiero en vez de los anterior, la Palabra del profeta Hageo.

Hageo 2:9  La gloria de esta segunda Casa  será mayor que la de la primera,  ha dicho Jehová de los ejércitos;  y daré paz en este lugar,  dice Jehová de los ejércitos"

3.  Déjese vencer por el Señor (involúcrese)

Si una persona quiere sentirse honrada en la derrota, privilegiada por ser vencida, esa personas solo puede ser aquella que ha disfrutado el ser vencida por la Palabra nuestro Dios. 

Jeremías 20:7   ¡Me sedujiste,  Jehová,  y me dejé seducir!  ¡Más fuerte fuiste que yo,  y me venciste!

Una anécdota interesante dice así, “un joven le pregunta a un hombre anciano y le dice, cuántos años tiene de casado, el hombre contesta, 47 años. El joven, entonces, le dice, usted me podría decir cuántas veces ha peleado con su esposa. Sí, contesto el anciano, solamente una. Solamente una, contesta con mucha asombro el joven, a ver dígame como es eso. Bueno, dice el anciano, fue en el día de bodas, nos fuimos de luna de miel, íbamos en caballo, de repente el caballo que llevaba mi esposa rebuznó y ella le dice: va una; luego el caballo rebuzna nuevamente y ella le dice: van dos; al pasar otro rato el caballo rebuzna otra vez, inmediatamente mi esposa, saca un arma y le dispara al caballo y lo mata. Sorprendido yo le digo, pero mujer que estás loca, por qué mató al caballo; y ella me contesta: Va una. Desde entonces no ha habido una segunda vez”. Una ilustración pintoresca, pero que nos debe hacer reflexionar que con Dios todo tiene sentido, aunque nos parezca difícil de aceptar algunas veces, usted debe confiar plenamente en él y su Palabra. Dios está en completo control de nuestra vida. Usted solo obedezca.     


Dice Luis Palau, “yo disfruto de los amigos que nos están satisfechos con las cosas como son, que quieren que su vida efectué un cambio en el mundo. En otras palabras, y propiamente para la iglesia, yo diría, que me encanta cuando hay hombres y mujeres que no se conforman con lo bueno que hemos venido trabajando, sino que anhelamos, deseamos hacer cada vez mejor la cosas para glorificar el nombre de nuestro Dios. 

Retomemos el texto de Jeremías:

Jeremías 20:7   ¡Me sedujiste,  Jehová,  y me dejé seducir!  ¡Más fuerte fuiste que yo,  y me venciste!

Lo mejor que nos puede pasar es el ser vencidos por el Mismo Dios Eterno. Cuando somos impactados por su Palabra, ésta debe calar en nuestro interior el deseo de trabajar en su obra. Su palabra no puede y nunca debe ser retenida, su sentir y el mio es que debe brotar como rico manantial que irriga nuestros corazones y de ahí pueda fluir naturalmente para hablar de Cristo a otras personas. 

Conclusión

Mi estimado hermano hay que mantener siempre nuestra perspectiva de quién es nuestro Dios. Sea que estemos bien o estemos pasando por cualquier tipo de problema, recuerde  lo que dice el profeta Samuel.

1Samuel 7:12  Tomó luego Samuel una piedra,  la colocó entre Mizpa y Sen,  y le puso por nombre Eben-ezer,  porque dijo: "Hasta aquí nos ayudó Jehová".

Amén y Amén, al él sea la gloria. Déjese seducir de Dios.  

1 comentario:

  1. Muchas gracias, muy interesante esta reflexión, me sirvio mucho para mi vocacion.

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