La Santidad de las Cosas


En principio, Santo, es sinónimo de consagrado o santificado. Consagrar es dedicarse con especial esmero y atención a alguien o algo, con determinado fin.  Dedicación de una persona o cosa para el servicio de un culto religioso,  o directamente a una deidad (ser supremo).

Santificado significa, apartarse del mal y dedicación a Dios y a su servicio.

La santidad, cuando se usa para designar una cosa, sería equivalente a “Propiedad de Dios”.

Por ejemplo, en Éxodo 3:5  Dios ordenó a Moisés santificar el monte Horeb estableciendo límites que no podían transgredirse. Luego, encontramos el Tabernáculo y más tarde el Templo, que son los lugares santos por excelencia, porque en ellos Dios había elegido morar en un sentido único y diferente.

La Biblia en Éxodo, Números y Primera de Samuel,   nos describe como santas algunas cosas, entre ellas vasos del tabernáculo, el aceite, el incienso, el pan de la proposición y las vestimentas sacerdotales.

En nuestro contexto, encontramos que las copas dedicadas a la celebración de la santa cena, bandejas y el pan, deben ser y son cosas santas. Pero además, existen muchas cosas en nuestro alrededor, que desde el punto de vista cristiano deben ser santificadas, tal es el caso de un televisor, grabadora, equipo de sonido, motocicleta, bicicleta, nuestra casa, etc. ¿Por qué?, no significa que son objetos reverenciados, sino,  que deben ser usados correctamente; 
por ejemplo, una motocicleta, bicicleta, auto, etc., pueden llevarnos a un motel, prostíbulo, cantina, fiestas callejeras, pero como cristianos santos, no debemos permitir ni siquiera que otros las utilicen para tal fin.

La palabra de Dios dice, “Sed Santos, en toda vuestra manera de vivir”.

Bendiciones

Keila Rodríguez Solís

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